martes, 27 de mayo de 2014

En Medio de La Noche

Carolina se levanta, va al baño, se lava los dientes y la cara. Odia peinarse. Odia maquillarse. Odia las mañanas.
Se contempla frente al espejo. Se siente horrible, los años van pasando y ella está muy diferente a aquella mujer que Danilo conoció en un evento aburrido de médicos. Aquello fue amor a primera vista. Ella sabe que es una mujer guapa pero al mismo tiempo no se acepta, no se quiere.
Apoya la brocha de rubor sobre sus mejillas. Frota, le gusta jugar con la brocha, le produce cosquillas. Hay días en que se maquilla los ojos con colores brillantes dorados, resaltando sus ojos color café. También, durante esos días, incluso, puede usar aquel viejo labial color rojo carmesí. Danilo, su ahora, marido se da cuenta y la halaga. Él es tan perfecto, el marido que muchas mujeres (incluso hombres) quisieran tener....tan perfecto que a veces le resulta irritante e incluso la hace sentir inferior y culpable.
Carolina junta valor y sale de compras. Se anima a un osado conjunto de ropa interior, un perfume importado aroma jazmín y decide internarse en un spa.
Luego, llegada la noche, luego de cocinar algo sin sabor, se va a lavar los platos. No le importa haber ido a la manicura y detesta usar guantes. 
"Lo bueno dura poco" es su lema.
Danilo la busca. Se acurruca contra ella. A ella le da escalofríos. Trata de ser disimulada, se corre y se va al baño. Se encierra.
Ella lo desea, como la primera vez que estuvieron juntos...tanto que siempre también siente esos nervios y ese miedo de defraudarlo. Cada vez le es más difícil controlarlo.
No es que no lo ame. Simplemente la angustia le hace estragos. No hubo psicólogo que pudiese revertir la situación. Ni calmantes, ni nada.
Es la angustia de siempre arruinar todo lo bello.

Danilo jamás le hizo algún reproche, al contrario, siempre trata de cuidarla. Aguanta pero hasta este hombre maravilloso tiene un límite.

El silencio de la casa se ve interrumpido por los quejidos y llantos provenientes del baño. Carolina llora sentada en el piso helado, acurrucándose sobre sus rodillas. Es una angustia que le quita la respiración. Su marido, resignado una vez más, se va al dormitorio, nada puede hacer. Está vencido.

Pasa el tiempo...Ella se mete bajo el agua caliente, que cae con fuerza sobre su cuerpo. La espuma la va vistiendo. Esta cosa estúpida la hace sentir mejor, como si lavara toda la mierda que lleva encima.

Otra vez, Carolina se mira en el espejo. Se ve insulsa, aburrida... pero se siente fresca. Salvada. No puede dilucidar qué es lo que realmente sucede con ella.

Al llegar al cuarto, Danilo duerme. Ella lo besa en la frente. No se anima a besar su boca, siquiera rozarle los labios. 

Lo abraza en medio de la oscuridad y le es inevitable no sentirse culpable.


7 comentarios:

  1. Un relato muy bien estructurado de algún pasado que siempre nos persigue, muy bueno, amiga...abrazos literarios.

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  2. Gracias querida Kim, abrazo literario.

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    1. Ajá, soy hombre jajaja...agradecido de conocer tus letras...

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    2. Ahh me confundí por el Kim, igualmente las letras es una pasión compartida.

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  3. Tengo también un blog que he dejado bastante de lado. Últimamente paso algunas entradas de la página de facebook a este blog...sin embargo casi todo es literario, pues soy escritor-fotógrafo literario aficionado pongo fotos y relatos, si te apetece y tienes tiempo puedes viajar hasta ellos, claro que lo comencé en el 2009 y habrá más de 100...Besitos dulces por este encuentro hermoso de grafías.

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    1. Perdona el blog en cuestión se llama: por aquí cruzaron las épocas.

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