viernes, 16 de mayo de 2014

Vero & Martín

Habían pasado, fácil, unos 5 años desde que Martín había decidido separarse de Verónica.
Todos creían que eran la pareja perfecta. Ella, una mujer increíble, inteligente, con una belleza envidiable.....él, un hombre guapo, de buen pasar, simpático, caballero...
Verónica la pasó bastante mal...
Escuchar la confesión de Martín diciéndole que se había enamorado de su compañera de trabajo y que quería empezar algo con ella, le quitó las ganas de vivir.
Sin embargo, el viejo dicho "el tiempo curará las heridas" algo hizo.
Nunca más se volvieron a ver. Años más tarde supe que Martín finalmente se casó con su compañera de trabajo y tenían dos hijos.
Verónica siguió su camino y se dedicó de lleno a su carrera.
Se mudó a un hermoso departamento en un barrio bonito. Nunca más volvió a tener un novio oficial sino compañeros de paso, siempre y cuando el tiempo libre se lo permitía.

Pero tampoco logró sacar de su corazón a Martín, a pesar de todo el dolor que sufrió.
Primero fue odio, bronca, impotencia y ganas de matarlo sin piedad.
Luego el olvido.
Finalmente, el recuerdo...¿el recuerdo?

Verónica confesó que de vez en cuando sueña que se reencuentra, que se va sanado mediante esos sueños. Al principio, lloraba y gritaba frente a él. Muchas veces lo golpeó hasta dejarlo tirado inconsciente en la calle. Era sanador, según ella.

Después, simplemente lo veía, de lejos, de cerca, sin inmutarse, sin sufrir. Sin sentir ese odio del principio.

Durante el último sueño, Verónica estaba  haciendo su caminata en la plaza del barrio. Ella deliraba qué el día que se cruzara con su ex, ella estaría tan hermosa que él se querría matar.
A lo lejos divisó un cuerpo muy familiar....era él, demonios!!!!

Se quedaron enfrentados, mirándose sin parpadear. Él estiró sus brazos. Tenía canas y un par de arrugas. Ella, sin pensarlo, corrió y lo abrazó. 

No hubo palabras, sólo ese abrazo tan tierno y tan fuerte. Un abrazo de despedida, sin rencores.

Volvieron a mirarse...él siguió caminando y ella siguió su caminata. Se sentía libre, había cerrado su historia por fin.

Ese sueño fue reparador.

La magia de los sueños, en otro plano.


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