miércoles, 8 de octubre de 2014

A MARTE 13

La habitación de Noah estaba situada en frente de la de Milo.
A tanta distancia era muy bueno tener un amigo en medio del espacio. Habían estudiado en la misma primaria, la misma secundaria y en la misma universidad, aunque no cursaron juntos.
Noah era un hombre muy atractivo, de sonrisa reluciente y una inteligencia que valía mucho más que su físico. Siempre tenía mujeres. Todas andaban tras él, aún más sabiendo que estaría en el espacio. Un tipo interesante a ojos de  las féminas. 
Una noche, ambos estaban invitados a una fiesta luego de haber asistido a una conferencia ecológica. 
A Noah le había resultado muy aburrida y tediosa esa conferencia, salvo por el discurso de una joven de cara aniñada pero con una inteligencia y una voz fuerte y potente. No estaba vestida como las demás mujeres del evento, ella resaltaba por dar la sensación de frescura y rebeldía al mismo tiempo.
"Qué mujer interesante la joven del último discurso...¿qué opinas tú Milo?" preguntó Noah.
"¿Me has escuchado?" prosiguió.
Milo había quedado hechizado ante una mujer inteligente y bonita, muy bonita, por cierto.
Ambos deseaban que ella, Brunella, asistiera a la fiesta.
Llegada la noche, los tres estaban bailando bajo las luces de colores, en medio de la pista.
Brunella, además, bailaba como una bailarina profesional, una gracia que la envolvía, como poseída por la música.
Pronto Noah se arrimó a ella y la invitó a bailar. Ella aceptó tomando su mano y regalándole una sonrisa leve.
Ella sabía perfectamente que este tipo guapo estaba seduciéndola, pero sí que era muy apuesto. Se sintió halagada y decidió divertirse. Bailaron casi toda la noche, charlaron sobre diversos temas y fue ahí cuando ella decidió patear el tablero.
Brunella abordó temas como la ecología, los desmanes del Banco Mundial pero fundamentalmente su visión de la pobreza interior de los humanos que se veía en la locura de seguir perfeccionando androides, acaso creyéndose Dios.
Noah estaba anonadado.
Jamás había charlado tanto con una mujer como ella. Tan abierta, tan profunda, con una visión de la vida espectacular y sumamente interesante.
"¿Quieres tomar un trago en el jardín?" dijo ella con un tono natural. 
"Por supuesto, una fiesta sin tragos no es fiesta". dijo él contento. Se sentía excitado, más porque ella era como la figurita difícil del álbum. Era impredecible, a esa altura de la noche, cualquier otra chica ya hubiera caído en sus brazos y ya la habría besado.
El jardín estaba muy bien cuidado. La caída del rocío parecía almíbar sobre aquel pasto verde.
La luz tenue y el viento le sentaban muy bien a la joven ecologista. Su vestido era simple y esa simpleza le quedaba pintada.
"Una fiesta sin tragos no es fiesta... vaya comentario muy superficial" dijo Brunella.
Noah no esperaba semejante respuesta. Ni por un segundo había imaginado quedar como un idiota frente a ella.
No supo cómo responder y se rió de los nervios.
Ella lo miró extrañada y continuó:" Hemos pasado una noche genial, bailas muy bien por cierto. Muchas chicas quisieran estar como yo, aquí solos, y de hecho ya te hubieran besado, soy consciente de ello. Pero no soy como ellas, ni soy trofeo. Te lo aclaro desde ahora, por si estás pensando eso que yo creo que estás pensando".
Noah la miró estupefacto. 
En ese instante, se acercó a ella, la abrazó con el fin de besarla de una maldita vez.
Brunella retrocedió hábilmente, dejó su copa sobre la baranda del jardín y lo dejó solo.
Caminó hasta el guardarropa para recoger su tapado y fue ahí donde un muchacho común y corriente la topó sin querer haciendo que su cartera terminara en el piso.
Cuando ambas miradas se encontraron, el flechazo fue inmediato.
Son esas cosas que nos resultan imposible de poder explicar con palabras.

Pero eso había sucedido hace algunos años... sin embargo, mientras Milo buscaba las pastillas alimentarias que equivalían a una cena, las fotos de Brunella incomodaban a su amigo. 
En el fondo de Noah, Brunella era una especie de causa pendiente.Más que pendiente, era una cuestión de códigos. Era la novia de su amigo. Sentía culpa por eso.
"Pero,¿de qué valdría hablar de esto con su amigo y mortificarlo aquí, en medio de la oscuridad del espacio?" pensaba en voz baja.
"Vamos a cenar estas porquerías" dijo Milo con cara de asco. 

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