miércoles, 29 de octubre de 2014

A Marte 16

El calor intenso cubría de sudor el rostro de Brunella.
Era demasiado tarde para volver a su casa así que optó por quedarse a dormir en la casa inteligente (apagada) de Milo.
Ató su pelo con una cinta amarilla dejando su cara completamente al descubierto. Sus mejillas rellenitas estaban bien rojas.
No era lo mismo estar desnuda en su casa con sus plantas y entre sus cosas que estar desnuda en la casa de su novio... sin él.
Tenía la sensación de que siempre había algo que la observaba.O alguien.
Pero la alta temperatura no daba tregua. 
Primero bajó la persiana americana beige de la sala principal.
Luego se sentó en el sofá mullido. Por un instante sintió la ausencia de Milo, el sofá le quedaba grande. Sin embargo, para alejar a la tristeza, apoyó su cabeza sobre el apoyabrazo y sobre el otro, sus pies descalzos. Al principio, su cuerpo rígido no lo disfrutaba pero se fue distendiendo al ritmo lento de la música que había elegido para relajarse y olvidarse del infierno de la ciudad y del calor insoportable.
Se fue desabrochando un botón del vestido... y luego otro hasta que el vestido quedó tirado sobre el suelo, sobre sus sandalias.
Aún con ropa interior puesta, las gotas de sudor brotaban de su cuerpo. No había manera.
El sol ya no estaba en el cielo mas había dejado en el aire la intensidad de su calor.
Ya, en el punto de desesperación, salió a la azotea en ropa interior (las ventanas de enfrente estaban cerradas aparentemente) y abrió la canilla del agua.
"No soy de derrochar el agua, pero este calor lo vale" pensó en su interior.
Con la manguera, de paso, regó las plantas que había llevado, mientras cantaba una vieja canción que le había enseñado su abuela.
Un chorro de agua helada alisó su pelo y erizó su piel. Era como volver a vivir. Como volver a respirar. Era un alivio aquella agua sobre su cuerpo. El vapor brotaba del piso. De su cuerpo.
Chapoteaba como una niña feliz en el agua, saltaba de un charco a otro. 
De repente estaba allí, sola, mojada y casi desnuda en la azotea riéndose.
Aquella risa tan contagiosa fue la que despertó a Jonás, que luego de una batalla contra su insomnio originado por el maldito calor, había caído dormido.
El vecino se había levantado refunfuñando y con los ojos entreabiertos se asomó a la ventana. Sin prender la luz.
Grande fue la sorpresa al ver a su vecina, esa mujer hermosa, como una loca, empapada en la azotea.
Sus pezones erectos se veían a trasluz. 
En aquel momento, Jonás bendijo a su padre porque le había regalado un antiguo binocular que era el amigo ideal para la situación.
Era como estar allí, podía ver hasta los lunares de Brunella.
Podía oírla y su risa era hermosa, como un cántico. Ese pelo mojado sobre su espalda delicada...y sus muslos, sus nalgas perfectas, redondas y dignas de mordiscos atrevidos.
"Pero,¿cómo está sola esa tremenda mujer? Dios le da pan al que no tiene dientes" pensaba Jonás.
La joven ecologista se había acostado sobre un viejo banco de madera y la manguera de agua estaba sobre su abdomen. El agua caía desde su cuerpo ardiente como una cascada.
Enfrente, y ya despabilado, estaba Jonás espiándola. Como un adolescente, con todas las hormonas a punto de ebullición. Tal es así que sin querer, se apoyó sobre la llave de luz, encendiéndola e iluminando su dormitorio.
Brunella abrió sus ojos al instante de que la luz capturará su atención. En un acto espontáneo erróneo, se levantó de su salto, sobresaltada y salió corriendo al interior de la casa. Apagó todas las luces a su paso. No le importó dejar huellas mojadas por todos los pasillos.
Llegó al dormitorio y estaba excitada, hacía mucho tiempo que no sentía tal adrenalina.
Extraña a Milo, mucho, pero ya no dolía tanto y al fin y al cabo, era un día menos para volver a verlo.
Trató de calmarse. La curiosidad de espiar a la casa del otro lado de la calle cobraba más fuerza. Con la luz apagada entreabrió la persiana.
Obviamente, no vio nada más allá de la ventana con la oscuridad reinante. Quizás era una persona que encendió la luz para atender un llamado, o se levantó para ir al baño...no necesariamente había estándola espiando. Respiró algo aliviada y completamente desnuda y más fresca se durmió sobre la cama de Milo.



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