miércoles, 20 de agosto de 2014

El Señor Lotart y La Señorita Marchic 12

Mientras el Señor Lotart caminaba como un loco dentro de su oficina, ya entrada la noche, su teléfono celular estaba pegado a su oreja. Infinidad de llamados y movimientos inteligentes de todos los contactos que se veían afectados directa e indirectamente por la falla grave del negocio. No era momento para tenerla en mente e imaginar cosas indecentes. Ahora no. 
Había un infiltrado en el negocio que hizo que la policía avanzara unos pasos más. No era necesario tenerlos tan cerca. Lotart había tenido suficientes momentos tensos como para seguir sumando.
En tanto, en su casa, Marchic estaba sentada frente a su computadora con el cabello  mojado y una bata rosa pastel. El informe completo había llegado y eran unas cuantas páginas. Era la parte tediosa del trabajo.
Al parecer, parte de la fortuna del Señor Lotart había sido originada por negocios turbios relacionados con productos, más que nada, tecnológicos, ingresados ilegalmente al país. Pero aún no habían pruebas certeras y concretas para culpar a Lotart. 
Era un hombre muy hábil para los negocios, quizás para todo tipos de negocios. Una oscura mente brillante.
Mientras Marchic leía atentamente el correo electrónico, la mirada incandescente de Lotart aparecía como flashes en su memoria. 


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