jueves, 21 de agosto de 2014

El Señor Lotart y La Señorita Marchic 13

"Tómese este café bien cargado Señor Lotart, parece que la noche fue dura" dijo Marchic al entrar a la gran oficina. 
Lotart la miró sorprendido, era como ver un ángel o acaso, más bien, el mismo demonio. El rostro de esa mujer era fresco, apenas con sus largas pestañas pintadas y su infaltable labial rojo que resaltaba sobre aquella tez clara. Tenía puesto un vestido negro, ajustado a su bella figura, como una escultura perdida. 
"Si hay algo que pueda hacer para ayudar algún inconveniente en algún negocio, sólo debe pedírmelo y con gusto haré mi trabajo" le decía la Señorita Marchic  a este Lotart trasnochado.

Él se levantó de su sillón, bebió unos cuantos sorbos de café y caminó hasta el gran ventanal.

"Efectivamente Señorita Marchic, como delata mi cara (le pido disculpas por mi aspecto de hoy) hay serios problemas." comenzó a decir Lotart, y prosiguió " Y creo que usted me seria de mucha ayuda, es usted una mujer brillante".

Hubo un silencio y mientras el Señor Lotart pensaba que quizás éste era el momento de avanzar, Marchic sonrió triunfante. Había ganado su confianza.

Pero había que reforzar esa confianza y ahora el momento indicado. 

La Señorita Marchic se acercó a Lotart con la excusa de retirarle la taza de café.  Al rozar su mano, tanto ella como él sintieron una vibración extraña, caliente. Más allá de lo planificado, a ella se le estremeció todo su cuerpo y cerró sus ojos.

Él, como poseído, al fin, apoyo su boca junto a la de ella. Y el beso soñado había llegado.

Marchic había dado un paso gigante. También había experimentado la dulzura, y el erotismo del hombre deseado por todas.

Doble victoria.

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