sábado, 9 de agosto de 2014

El Señor Lotart y La Señorita Marchic 2

Luego de un día agotador, el Señor Lotart llegó a su casa a la misma hora de siempre. Guardó su auto y se encontró como cada noche en la soledad de su casa estilo colonial. Se sacó su corbata azul francia, los zapatos negros y se desabrochó los primeros tres botones de su camisa traída de París. El silencio del living se vio interrumpido con las primeras notas de un jazz. Amaba esa música. 

Se acomodó en su sillón preferido, junto al ventanal, con una copa de vino. 

Ahí, es ese preciso momento, como por arte de magia, la Señorita Marchic se adueñaba de sus pensamientos.

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