martes, 16 de septiembre de 2014

A Marte 6

Era un cálida mañana de martes, cuando los primeros rayos atravesaron la persiana de la ventana de la habitación. Brunella había llorado toda la noche. No le caía muy bien Don Silencio, ahora se había convertido en la peor compañía.
No obstante, lo alejó poniendo algo de música y cuando el agua de la pava hirvió, preparó otro té verde.
Luego de desayunar y regar las plantas (su terapia favorita), abrió las puertas de su placard y escogió el vestido más lindo que tenía. Aquel vestido rojo con pintitas blancas le gustaba mucho a Milo.
Había decidido no llorar más. No quería perturbar a Milo y oscurecerle su victoria. No, no podía hacerle ésto. 
Recogió su pelo con una cinta blanca. Brunella seguía teniendo su cara aniñada y sus mejillas de un rosa perfecto. Practicó muchas veces su sonrisa frente al espejo. 
Cortó un par de flores de su jardín y armó un lindo ramo.

Milo, nervioso y ansioso por su inminente partida, abrió el segundo mensaje del C.L.E.
Todo fue demasiado rápido, sólo restaban dos noches y comenzaría la misión a Marte.
Sabía que la noticia sería fuerte para su amada.

A la caída del sol, Brunella apareció en el living de Milo, bellísima, aunque sus ojos no ocultaban su evidente tristeza.

"Milo, no voy a mudarme a esta casa, sabes que tanta tecnología me abruma." le dijo ella, sin mirarlo casi a los ojos.

"Me voy este mismo Jueves Bru" dijo él con la voz quebrada. Intentó abrazarla pero ella se alejó de inmediato. Se sentía rebalsada. Era demasiado. El dolor le perforó el alma.

Allí estaban los dos enamorados y dolidos. A más de tres metros de distancia. Inmóviles, de tal formo que la casa inteligente apagó todas las luces.

Milo y Brunella, con sus corazones quebrados, lloraron en la oscuridad.

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