lunes, 8 de septiembre de 2014

El Señor Lotart y La Señorita Marchic 24 FINAL

Habían pasado un par de semanas desde aquella noche de locura, en todo su amplio sentido.
La prensa hacía guardia en la puerta donde se encontraba detenido el Señor Lotart, EX mega empresario. Ahora, apenas un triste hombre sombrío.
Pasaban los minutos y las horas a cuenta gotas, las noches eran frías y eternas. Los días, para él, siempre nublados y doblemente extensos, infinitos.
La policía y la S.I.D.E. (Secretaría de Inteligencia De Estado) habían desenmarañado el asunto del negocio ilegal.
Seguramente, todo su fortuna se iría al tacho de basura. Poco le importaba en realidad, sólo quería, sólo necesitaba saber de ella, la Señorita Marchic,¿estaría viva, bien?
La duda lo estaba volviendo loco.
Aquella mañana era como una de las últimas vividas. Su abogado le comentaba que la prensa estaba más tranquila, que la empresa seguía trabajando pero que tanto proveedores como acreedores ya no querían tener vínculo alguno y otras cosas relativas al juicio por venir.
Luego, el abogado desapareció y Lotart se disponía a volver a su celda, cuando el policía le dijo que no se levante porque tenía otra visita.
Al levantar la vista pudo visualizar unos delicados color uva. Pasos firmes, era ella.
Ella, como un ángel en ese lugar sucursal del infierno.

"¡Regina!¡Cómo pudiste! No entiendo nada" comenzó Lotart con cara de desesperación.

"Marco, disculpe, Señor Lotart, he venido para que vea con sus propios ojos que estoy entera, es parte de mi trabajo. Y, más allá del odio que pueda sentir hacia mi persona por desbaratar su negocio nada ético..." decía Regina  Marchic hasta que Lotart, ante la policía que estaba ya sacando su cachiporra, se lanzó sobre ella, besándola.

Y el beso fue correspondido.




FIN ♥

Gracias a todos por seguir esta historia, que me llena de mucho cariño, de corazón gracias a todos los que se tomaron un ratito para leerla, para dar un like y para comentar.
Próximamente, nos leeremos en otra historia.

Millones de gracias. Gracias por hacerme feliz y por haberme permitido originar sensaciones.

Abrazo fuerte, Laura Franch.




 

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