miércoles, 3 de septiembre de 2014

El Señor Lotart y La Señorita Marchic 21

Sentado sobre el suelo de tierra pedregosa, al costado de la puerta del auto yacía el Señor Lotart. Una secuencia de imágenes de todo lo vivido desde que ella, la fatal Señorita Marchic había entrado a su casa, se apoderaron de su mente. 
Marchic sacó de su cartera su celular y realizo un breve llamado. Lotart no prestó atención a quién había telefoneado, seguía en su mundo.
Cuando la Señorita Marchic puso un pie sobre el suelo Lotart observó que el taco de su zapato estaba roto.

"¡Cuidado Regina! ¡No vayas a tropezar y lastimarte!" gritó en medio de la noche el Señor Lotart. Era la primera vez que la llamaba por su nombre y no por su apellido.

"¡Basta Señor Lotart!" le respondió ella. Revoleó sus zapatos finos por los aires y apenas apoyó sus delicados pies sobre el frío suelo, su cara lanzó una mueca sutil de dolor.

Aquel bello vestido negro estaba manchado de sangre. 
Desesperación, miedo, eso y mucho más sintió Lotart. Era el peor humano frente a situación extremas como ésta.

Marchic trató de restarle dramatismo al cuadro, miró fijamente a Lotart y le extendió su mano.

Cuando ambas manos se entrelazaron, cayeron de rodillas nuevamente.

Casi sin aliento.

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